En las expansiones íntimas de Jesús con los apóstoles,
se despedía de ellos siempre hablando del Espíritu
Santo, conmovido porque iba a dejarlos huérfanos. Pensaba en un
Consolador para ellos que les hiciera soportable su ausencia, que endulzara su
dolor, que los preparara y fortaleciera en sus futuros martirios inundando de
júbilo sus corazones.
La venida del Espíritu
Santo, fue la realización de todos los planes de la bondad de Dios para con los hombres. ¡Cuánto debemos
pedir a Jesús las hijas de la Alianza que
nos dé al Espíritu Santo, seguras de que vendrá
y abrasará nuestras almas en divino amor! La fe nos enseña que el Espíritu Santo, está pendiente de nuestras almas
para atenderlas, que nos sigue a todas partes, que habita en nuestros
corazones, que somos sus templos vivos, que quiere hacernos santas. ¨Sólo el Espíritu Santo hace santos¨, dice san León.
Entonces, ¿cómo languidecer en la vida espiritual si llevamos en nosotros al
Amor mismo? ¿cómo no recordarlo a cada instante si en todo lo que nos rodea
vemos la imagen de su bondad, de sus favores, de su luz, de sus dones, de sus
frutos, de su infinito y eterno amor?
El Espíritu Santo
es el alma de la Iglesia, de la vida espiritual, y el PROTECTOR INSIGNE DE LAS OBRAS DE LA CRUZ.
¿Cómo no amarlo con delirio, cómo no extender su devoción, cómo no incendiar
con su celestial fuego el mundo y los corazones? ¿Cómo no llamarlo y prepararnos con ardor divino implorando su venida
en el próximo Pentecostés?
Pidámosle a la santísima virgen, esposa del Espíritu Santo, que nos purifique, que nos prepare
Ella misma para su venida.
Que venga a nuestra patria, a nuestros corazones esa
luz indeficiente, centro de toda felicidad, que ilumine a la nación mexicana,
que salve a la niñez, que derrame pureza, caridad, y paz, dando libertad a la
Iglesia.
Pidámosle al divino Espíritu ser sus apóstoles, que
con su benéfica influencia se renovarán las sociedades, y con Él vendrá la
alegría, la libertad, la unión. ¡El mundo se hunde por la falta del Espíritu Santo en las almas!.
Pues digámosle a Jesús que nos lo envíe, que venga a México,
que llegue, y que escuchen nuestros oídos aquellas sus santas palabras: ¨Recibid al Espíritu
Santo¨ para ser felices aquí, y después por los siglos de los siglos
eternamente.
ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO QUE REZAREMOS
TODO EL MES
¡Oh Espíritu Santo, alma de mi alma, te adoro y te amo! Ilumíname,
guíame, fortifícame, consuélame, inspírame qué debo hacer y ordéname. Te
ofrezco someterme a todo lo que desees de mí, y aceptar todo lo que permitas
que me suceda; hazme solamente conocer la divina voluntad para seguirla con
todo mi corazón.
Libro de Hojitas de Retiros Mensuales para Alianza de Amor
Mayo 1934
Mayo 1934