miércoles, 2 de mayo de 2012

LA VENIDA DEL ESPIRITU SANTO


En las expansiones íntimas de Jesús con los apóstoles, se despedía de ellos siempre hablando del Espíritu Santo, conmovido porque iba a dejarlos huérfanos. Pensaba en un Consolador para ellos que les hiciera soportable su ausencia, que endulzara su dolor, que los preparara y fortaleciera en sus futuros martirios inundando de júbilo sus corazones.
La venida del Espíritu Santo, fue la realización de todos los planes de la bondad  de Dios para con los hombres. ¡Cuánto debemos pedir a Jesús las hijas de la Alianza que nos dé al Espíritu Santo, seguras de que vendrá y abrasará nuestras almas en divino amor! La fe nos enseña que el Espíritu Santo, está pendiente de nuestras almas para atenderlas, que nos sigue a todas partes, que habita en nuestros corazones, que somos sus templos vivos, que quiere hacernos santas. ¨Sólo el Espíritu Santo hace santos¨, dice san León. Entonces, ¿cómo languidecer en la vida espiritual si llevamos en nosotros al Amor mismo? ¿cómo no recordarlo a cada instante si en todo lo que nos rodea vemos la imagen de su bondad, de sus favores, de su luz, de sus dones, de sus frutos, de su infinito y eterno amor?
El Espíritu Santo es el alma de la Iglesia, de la vida espiritual, y el PROTECTOR INSIGNE DE LAS OBRAS DE LA CRUZ. ¿Cómo no amarlo con delirio, cómo no extender su devoción, cómo no incendiar con su celestial fuego el mundo y los corazones? ¿Cómo no llamarlo y prepararnos con ardor divino implorando su venida en el próximo Pentecostés?
Pidámosle a la santísima virgen, esposa del Espíritu Santo, que nos purifique, que nos prepare Ella misma para su venida.
Que venga a nuestra patria, a nuestros corazones esa luz indeficiente, centro de toda felicidad, que ilumine a la nación mexicana, que salve a la niñez, que derrame pureza, caridad, y paz, dando libertad a la Iglesia.
Pidámosle al divino Espíritu ser sus apóstoles, que con su benéfica influencia se renovarán las sociedades, y con Él vendrá la alegría, la libertad, la unión. ¡El mundo se hunde por la falta del Espíritu Santo en las almas!.
Pues digámosle a Jesús que nos lo envíe, que venga a México, que llegue, y que escuchen nuestros oídos aquellas sus santas palabras: ¨Recibid al Espíritu Santo¨ para ser felices aquí, y después por los siglos de los siglos eternamente.

ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO QUE REZAREMOS TODO EL MES
¡Oh Espíritu Santo, alma de mi alma, te adoro y te amo! Ilumíname, guíame, fortifícame, consuélame, inspírame qué debo hacer y ordéname. Te ofrezco someterme a todo lo que desees de mí, y aceptar todo lo que permitas que me suceda; hazme solamente conocer la divina voluntad para seguirla con todo mi corazón.
Libro de Hojitas de Retiros Mensuales para Alianza de Amor
Mayo 1934