martes, 16 de junio de 2015

No seas apurona


Fernando Torre, msps.
«Hazte santa y no seas apurona»[1], le dice Concepción Cabrera a su hija. “Apurona”, adjetivo que me resulta simpático y confrontante. Hace referencia al presente. ¿Soy apurón? ¿Eres apurón/a?
Con frecuencia nos vemos en situaciones difíciles o que parecen fuera de control, o somos acosados por asuntos pendientes, o estamos bajo presión por trabajos por hacer y con tiempo limitado, o tenemos una misión que nos parece superior a nuestras capacidades, o nos sentimos abrumados pues debemos enfrentar conflictos o resolver problemas… Como tener en la mano una papa caliente.
En situaciones como éstas, ¿cómo evitar ser apurones; cómo mantener la calma, pensar con lucidez y actuar serenamente?
En primer lugar, siendo dueños de nosotros mismos. Lo malo es que esto no se improvisa; es resultado de un largo proceso de trabajo interior (más vale que vayamos comenzando a ejercitarnos). Pero, para librarnos de ser atrapados por el agobio, es necesario también, y sobre todo, confiar en Dios.
En la Biblia, Dios nos dice: «mantén firme el corazón, sé valiente, y no te angusties en tiempo de adversidad» (Si 2,2); «la salvación de ustedes está en convertirse y tener calma, su fuerza consiste en confiar y estar tranquilos» (Is 30,15). El apóstol Pedro nos exhorta: «Descarguen en Dios sus preocupaciones, que él se ocupará de ustedes» (1P 5,7).
Y si acaso nos vemos invadidos de ansiedad, pues acudamos a una persona sabia y pidámosle que nos ayude a recobrar la paz.
Concepción le dice a Teresa de María: «No te abultes los acontecimientos, y cuajo[2], impermeable, y dejarlos pasar. […] Quédate en paz, aprovéchate de los ejercicios [espirituales] y hazte santa, tranquila y feliz por haber escogido la mejor parte. […] Pide por […] todos tus hermanos, pero con paz, sin turbación y en gozo.»[3]



[1] Carta escrita posiblemente en marzo de 1924, en Cartas a Teresa de María, México 1989, 442.
[2] Cuajo: «Lentitud y sosiego en la manera de actuar» (http://es.thefreedictionary.com).
[3] Cartas a Teresa de María, México 1989, 442.